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El Reportero del Escambray

Lo que Héctor Pesquera no pudo pescar

 Por Norland Rosendo González 

Después del 11 de septiembre de 2001, fecha de los atentados a las Torres Gemelas, la administración de Washington se arrogó el derecho de partir al mundo en dos mitades, como si fuese una naranja: los que están a favor del terrorismo y los que están en contra. Solo que ellos también se arrogaron el derecho de escoger el cuchillo para suicidar la paz y la concordia entre los pueblos. En esa cruzada contra el terror, Cinco Jóvenes Cubanos habían infiltrado a los grupos terroristas del sur de la Florida para evitar la comisión de actos bárbaros contra Cuba y el pueblo de Estados Unidos. A ellos los capturaron y los condenaron injustamente; sin embargo a los autores de los avionazos nunca los detectaron y se habían entrenado en suelo norteamericano. Entérese en este artículo cómo los suicidas de Al Qaeda burlaron los dispositivos de la contrainteligencia de Estados Unidos, que estaban entretenidos en su despiadada búsqueda de los antiterroristas cubanos.     

Después del martes negro, mundo y medio estaba pendiente de la prensa. ¿Quiénes fueron?, ¿cómo el FBI y la CIA no filtraron los comandos?, ¿dónde estaban?, ¿desde cuándo entraron a territorio de Estados Unidos? Había sed de venganza en la opinión pública norteamericana y en los círculos hegemónicos de poder. El imperio resultó herido por su aparente franco más sólido. Fue un golpe duro, seco, contundente, ¿imprevisto?

LA RED TIENE AGUJEROS

Por ahí comienzan las dudas. Varios caminos conducen a la incertidumbre. El 16 de agosto de 2001 fue detenido en Minneapolis, el ciudadano francoargelino Zacarías Moussaoui. El instructor de Pan Am Flying Academy que le impartía clases de aviación lo delató a la policía, pues le resultó inusual que solo mostrara interés por las acrobacias de giro, caídas en picada, y no prestara ninguna atención a las indicaciones para el despegue, toma de altura, conservación de la velocidad de crucero, aterrizajes.En su libro Jefe Atta.

El secreto de la Casa Blanca, la periodista española Pilar Urbano, advierte que le allanaron la vivienda y le confiscaron su ordenador portátil. Lo detuvieron por irregularidades en el visado. Además, pesaba sobre él una orden internacional de búsqueda y captura. Sin embargo, los jefes del FBI responsables del caso alegaron que estaban muy ocupados entonces y no revisaron el disco duro hasta un mes después (pasado el atentado). Hubiesen encontrado algunas pistas cuando faltaba 26 días para el golpe. Pero nadie, al parecer, recordó que los mandos centrales de la contrainteligencia de Washington disponían de informaciones desde julio y agosto, en las cuales se revelaban indicios de un posible golpe de extremistas árabes, quienes posiblemente se entrenaban en el pilotaje de aviones comerciales. Se sugería una investigación en las escuelas de aviación del país.

LOS PECES QUE NO MORDIERON EL ANZUELO 

En marzo y abril de 2001 comenzaron a desplazarse a Estados Unidos los integrantes de los comandos terroristas, y en junio estaban todos allí ya. La mayoría se alojó en la Florida: Tampa, Sarasota, Vence, Daytrona Beach, Palm Beach, Delray Beach, Pompano Beach, Oakland, Fort Laurderdale, Hollywood, Opa- Loca, Miami, Florida City, Vero Beach, Coral Spreing, y también en Orlando y Bell Glade. El coordinador de la acción Alá versus América en EE.UU., el egipcio Mohammed Atta (al frente del quinteto que secuestró la aeronave estrellada contra la torre gemela norte), permaneció la mayoría del tiempo desde su arribo a esa nación en el estado sureño. Doce de los fundamentalistas islámicos recibieron clases de aeronáutica en territorio norteamericano, y para ello utilizaron, entre otras escuelas: Huffman Aviation Inc., de Venice; Embry Riddle Aeronautical University, de Daytona Beach; Jones Aviation, de Sarasota; The Flight Safety Academy, de Tampa y de Vero Beach. Todas en Florida. Sin embargo, desde un año antes los supremos de la operación se encontraban en EE.UU. A finales del 2000, Ziad Jarrad —jefe del comando secuestrador de la nave que debía impactarse contra el Capitolio, pero cayó en Pensilvania—, contrató en Aeroservice Aviation Center, de Miami, las horas de simulación de Boeing 727 necesarias para revalidar su certificado de piloto. Se entrenó en el Flight Training Center, de la ciudad de Tampa.  Entre agosto y noviembre de ese mismo año, Atta y Marwan Al Shehhi (líder del grupo que se impactó contra la torre sur) matricularon en la escuela de aviación de Huffman Aviation Inc., de Vence, Florida. Ambos pagaron más del doble de un cursillo normal. Por problemas de carácter de Atta se movieron para otra academia, la Jones Aviation de Sarasota. Allí dijeron que les interesa hacer giros y maniobras en el aire, nada de despegues y aterrizajes.  

Después regresaron a Huffman para examinarse ante la autoridad federal de aviación, y obtuvieron sus licencias para pilotaje de aviones ligeros.Con sus documentos que los acreditaban como pilotos y sus certificados de 250 horas de vuelo acumuladas, Atta y Marwan contrataron el servicio de simulador de boeing 727 con instructor, en el aeropuerto de Opa-Loacka, cerca de Miami. Por segunda vez, a un instructor le llamó la atención unos árabes que exigían solo entrenamiento de acrobacias…Pero no había investigación abierta del FBI.  Tampoco levantó sospechas la visita de Atta en febrero de 2001 a un aeropuerto floridano de avionetas de fumigación. Y menos, las preguntas formuladas por él sobre productos químicos empleados, plagas frecuentes, épocas en que solían fumigar, tipo de avionetas que utilizaban, cantidad que cabía a bordo, altura y velocidad posibles, de qué control aéreo dependían.  Y después del interrogatorio, sin más, el árabe se retiró.

Nadie notó inusual el hecho. Al menos, no fue reportado, ni captado por los agentes. Mientras transcurrían las 72 horas de la detención del francoargelino, entre el 16 y 19 de agosto de 2001, el líder de la operación Alá versus América se ejercitaba en el aeródromo Palm Beach Country Park de Lantana, Florida.  

LA CARNADA PERDIDA 

Y resultó paradójico; más bien, un agujero oscuro, que la orden de arresto librada contra Atta, el 26 de mayo no apareciera el día cinco de julio, en el ordenador central de la policía de tráfico de la Florida. 

Las artes de pesca tenían problemas de funcionamiento. 

El egipcio fue detenido el 26 de abril de 2001 en Iverrary Boulevard, por infracciones del tránsito. Como no tenía licencia de conducción lo citaron para el 26 de mayo en el juzgado de West Satellite. De no presentarse se dictaría orden judicial de arresto contra él en los 66 condados de Florida.  Pero Atta nunca acudió a la cita judicial, aunque seis días después obtuvo el permiso para manejar con matrícula: A300540-68-321-0. Su nombre debió quedar registrado en todos los condados del estado: Mohammed Atta debía ser detenido cuando fuera detectado por un agente.  Inexplicablemente continuó paseándose por el estado sin preocupaciones. Y cuando cometió otra infracción de tránsito, y trasmitieron sus datos por un radioteléfono, no aparecía nada contra él. ¿?  Nadie se preocupó por el árabe que se declaró en rebeldía ante la justicia norteamericana, y se entrenaba para ser piloto.  La contrainteligencia de Estados Unidos, al menos por las tantas pifias cometidas, no le había otorgado la suficiente importancia a la fundación del Frente Islámico Mundial para la Guerra Santa contra los judíos y los cruzados, el 22 de febrero de 1998: una auténtica declaración de guerra contra los Estados Unidos y sus aliados.  Por Internet Atta alquiló un vehículo para utilizarlo el nueve de julio, durante un viaje a España. Se identificó con el permiso de conducción expedido en ese estado sureño en mayo y la dirección: Coral Springs, 33.071 Florida, 1.001 West Atlantic Boulevard. Era el apartamento que compartía con Marwan en Tara Gardens.  Embarcó el 7 de julio en el vuelo Miami- Zuri- Madrid para la cumbre de Tarragona, en la península ibérica, adonde asistirían jerarcas de Al Qaeda para concretar la operación Alá versus América.  Desde noviembre de 1999, en Kandahar, Afganistán, el comité militar de esa agrupación islámica extremista, había aprobado la ejecución de ese acto terrorista. Pero la mecánica del ataque estaba diseñada desde 1995: Embarcará en un avión comercial… secuestrará el avión. Se hará con el control de la cabina y lo estrellará contra un edificio… No habrá bombas: solo una misión suicida.  

PESCADOR QUE SE DUERME… 

Los servicios de seguridad de Estados Unidos estaban ¡¿desinformados?! No se les había ocurrido prever una acción por aire.  Bien pudieron analizar algunos indicios. Primero fue por tierra: el 7 de agosto de 1998, Al Qaeda atacó embajadas de Kenya y Tanzania, ambos atentados con camiones bomba y conductores suicidas. Hubo 263 muertos y más de 4 mil heridos.Segundo, por mar: el 12 de Octubre de 2000 dos yemeníes hicieron explotar 2500 kilos de explosivos desde una barca de pesca, que se impactó contra el destructor norteamericano US Cole, fondeado en el puerto de Adén, en Yemen. Además de los terroristas, murieron 17 marinos y hubo 39 heridos.  Faltaba una operación por los cielos. Y nadie tiró la red para arriba. El pez nació, creció y voló, ante los ojos de malos pescadores.   Los terroristas de Al-Qaeda tenían pasaportes falsos, varias cuentas bancarias en la Florida, recibían dinero de países árabes donde residían musulmanes extremistas sospechosos por sus comportamientos contra Estados Unidos. Pero ninguno de los más de 150 agentes de Héctor Pesquera, jefe entonces del FBI en Miami, se percató de la trama.Otros asuntos le ocupaban el tiempo y los recursos. Por ejemplo, su gran obsesión de ayudar a la mafia anticubana en el descubrimiento y captura de «infiltrados de Fidel».

Los Cinco Héroes actuaban contra el terror en la ciudad que Pesquera debería proteger. Eso no le importó. Prefirió el show mediático, las felicitaciones de los líderes de la Fundación Nacional Cubano Americana, y de los congresistas Ileana Ross Lehtinen y Lincoln Díaz-Balart. Era su éxito, su consagración como agente del FBI. También su gran ridículo, como se demostró después del 11/S.

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