La tiranía mundial
Por Fidel Castro Ruz
En fecha tan temprana como el mes de abril de 1959 visité Estados Unidos invitado por el Club de Prensa de Washington. Nixon se dignó recibirme en su oficina particular. Después afirma que yo era un ignorante en materia de economía.Tan consciente estaba yo de esa ignorancia, que matriculé tres carreras universitarias para obtener una beca que me permitiera estudiar Economía en Harvard. Tenía vencidas ya y examinadas todas las asignaturas de la carrera de Derecho, Derecho Diplomático y Ciencias Sociales. Me faltaban sólo dos asignaturas por examinar: Historia de las Doctrinas Sociales e Historia de las Doctrinas Políticas. Las había estudiado cuidadosamente. Ese año ningún otro alumno hizo el esfuerzo. Estaba desbrozado el camino, pero los acontecimientos se precipitaban en Cuba y comprendí que no era el momento de recibir una beca y estudiar Economía.Fui a Harvard de visita a fines de 1948. De regreso a Nueva York, adquirí una edición de El Capital en inglés, para estudiar la obra insigne de Marx y de paso profundizar en el dominio de ese idioma. No era un militante clandestino del Partido Comunista, como Nixon con su mirada pícara y escudriñadora llegó a pensar. Si algo puedo asegurar, y lo descubrí en la Universidad, es que fui primero comunista utópico y después un socialista radical, en virtud de mis propios análisis y estudios, y dispuesto a luchar con estrategia y táctica adecuadas.Mi único reparo al hablar con Nixon era la repugnancia a explicar con franqueza mi pensamiento a un vicepresidente y probable futuro Presidente de Estados Unidos, experto en concepciones económicas y métodos imperiales de gobierno en los que hacía rato yo no creía.¿Cuál fue la esencia de aquella reunión que duró horas, según cuenta el autor del memorando desclasificado que la refiere? Sólo dispongo del recuerdo de lo ocurrido. De ese memorando he seleccionado los párrafos que mejor explican a mi juicio las ideas de Nixon.“Castro estaba particularmente preocupado acerca de si pudiera haber irritado al senador Smathers por los comentarios que hizo respecto a él. Al principio de la conversación le aseguré que ´Meet the Press´ era uno de los programas más difíciles en que un funcionario público podría participar y que él lo había hecho extremadamente bien —en particular teniendo en cuenta el hecho de que tuvo la valentía de hablar en inglés sin utilizar un traductor.”“También era evidente que en lo concerniente a su visita a Estados Unidos, su interés fundamental ´no era lograr un cambio en la cuota azucarera ni obtener un préstamo del gobierno, sino ganar el apoyo de la opinión pública estadounidense para su política.´“Fue su casi subordinación esclava a la opinión mayoritaria prevaleciente —a saber, la voz de la plebe— más que su ingenua actitud hacia el comunismo y su obvia falta de comprensión de los más elementales principios económicos, lo que más me preocupó al evaluar qué clase de líder sería a la larga. Esa es la razón por la que pasé todo el tiempo que pude tratando de insistir en que si bien él tenía el gran don del liderazgo, la responsabilidad del líder era no seguir siempre la opinión pública, sino ayudar a encaminarla por la vía correcta, no dar al pueblo lo que piensa que quiere en un momento de tensión emocional, sino lograr que el pueblo quiera lo que debe tener.”“Cuando me tocó hablar, traté de insistir en el hecho de que aunque nosotros creemos en el gobierno de la mayoría, incluso la mayoría puede ser tiránica y que hay ciertos derechos individuales que la mayoría nunca debería tener el poder de destruir.“Francamente no creo haber causado mucho efecto en él, pero sí me escuchó y parecía receptivo. Traté de presentarle la idea básicamente en términos de cómo su lugar en la historia estaría determinado por la valentía y la habilidad de estadista que demostrara en estos momentos. Insistí en que lo más fácil sería seguir a la plebe, pero que hacer lo correcto a la larga sería mejor para el pueblo y, por supuesto, mejor para él también. Como ya dije, fue increíblemente ingenuo con respecto a la amenaza comunista y parecía no tener ningún temor de que a la larga los comunistas pudieran llegar al poder en Cuba.”“En nuestras conversaciones sobre el comunismo, nuevamente traté de presentarle los argumentos a la luz de su interés propio y señalar que la revolución que él había dirigido, podría volverse en su contra y contra el pueblo cubano a menos que mantuviera el control de la situación y se asegurara de que los comunistas no alcanzaran las posiciones de poder e influencia. En ese sentido, no creo haber logrado mucho.”“Insistí lo más posible en la necesidad de que delegara responsabilidades, pero una vez más no creo que me haya hecho entender.“Era evidente que mientras hablaba de cuestiones como la libertad de palabra, de prensa y religión, su preocupación fundamental era desarrollar programas para el progreso económico. Repitió una y otra vez que un hombre que trabajaba en los cañaverales durante tres meses al año y pasaba hambre el resto del año, quería un trabajo, algo que comer, una casa y alguna ropa.”“Indicó que era una gran tontería que Estados Unidos entregase armas a Cuba o a cualquier otro país del Caribe. Agregó: ´todo el mundo sabe que nuestros países no van a poder participar en la defensa de este hemisferio en caso de que estalle una guerra mundial. Las armas que obtienen los gobiernos en este hemisferio sólo se utilizan para reprimir al pueblo, tal y como hizo Batista para tratar de acabar con la revolución. Sería mucho mejor que el dinero que ustedes entregan a los países de América Latina para armas se destinase a inversiones de capital.´ Debo reconocer que en esencia apenas encontré en sus argumentos motivos para discrepar.“Sostuvimos una larga conversación sobre las vías que Cuba podría utilizar para obtener el capital de inversión necesario para su desarrollo económico. Insistió en que básicamente lo que Cuba necesitaba y él quería no era capital privado, sino capital del gobierno.”Yo me refería a capital del gobierno de Cuba.El propio Nixon reconoce que nunca solicité recursos al gobierno de Estados Unidos. Él se confunde un poco y afirma:“...que el capital del gobierno estaba limitado debido a las muchas demandas y a los problemas presupuestarios que estábamos confrontando.”Es evidente que se lo expliqué porque de inmediato señala en su memorando:“...que todos los países de América y del mundo pugnaban por obtener capital y que el dinero no iría a parar a un país sobre el que hubiera considerables temores de que se adoptaran políticas que discriminarían a las empresas privadas.”“De nuevo, en este punto, tampoco creo haber logrado gran cosa.“Con mucho tacto traté de insinuarle a Castro que Muñoz Marín había hecho un magnífico trabajo en Puerto Rico en lo que respecta a atraer capital privado y en general a elevar el nivel de vida de su pueblo, y que Castro muy bien podría enviar a Puerto Rico a uno de sus principales asesores económicos para que conversara con Muñoz Marín. Esta sugerencia no lo entusiasmó mucho y señaló que el pueblo cubano era ´muy nacionalista´ y sospecharía de cualquier programa iniciado en un país considerado como una ´colonia´ de los Estados Unidos.”“Me inclino a pensar que la verdadera razón de su actitud es simplemente que no estaba de acuerdo con la firme posición de Muñoz como defensor de la empresa privada y no quería consejos que pudieran desviarlo de su objetivo de encaminar a Cuba hacia una economía más socialista.”“En los Estados Unidos no debería hablarse tanto sobre sus temores de lo que podrían hacer los comunistas en Cuba o en algún otro país de América Latina, Asia o África.”“También traté de situar en contexto nuestra actitud hacia el comunismo al señalar que el comunismo era algo más que simplemente un concepto y que sus agentes eran peligrosamente eficaces para tomar el poder y establecer dictaduras.”“Cabe destacar que no hizo ninguna pregunta sobre la cuota azucarera y ni siquiera mencionó específicamente la ayuda económica.”“Mi valoración de él como hombre es de cierta forma ambivalente. De lo que sí podemos estar seguros es de que posee esas cualidades indefinibles que lo hacen ser líder de los hombres. Independientemente de lo que pensemos sobre él, será un gran factor en el desarrollo de Cuba y muy posiblemente en los asuntos de América Latina en general. Parece ser sincero, pero o bien es increíblemente ingenuo acerca del comunismo o está bajo la tutela comunista.”“Pero como tiene el poder de liderazgo al que me he referido, lo único que pudiéramos hacer es al menos tratar de orientarlo hacia el rumbo correcto.”Así finaliza su memorando confidencial a la Casa Blanca.Cuando Nixon comenzaba a hablar, no había quién lo parara. Tenía el hábito de sermonear a los mandatarios latinoamericanos. No llevaba apuntes de lo que pensaba decir, ni tomaba nota de lo que decía. Respondía preguntas que no se le hacían. Incluía temas a partir solo de las opiniones previas que tenía sobre el interlocutor. Ni un alumno de enseñanza primaria espera recibir tantas clases juntas sobre democracia, anticomunismo y demás materias en el arte de gobernar. Era fanático del capitalismo desarrollado y su dominio del mundo por derecho natural. Idealizaba el sistema. No concebía otra cosa, ni existía la más mínima posibilidad de comunicarse con él.La matanza comenzó con la administración de Eisenhower y Nixon. No hay forma de explicar por qué Kissinger exclamó textualmente que “correría la sangre si se supiera por ejemplo que Robert Kennedy, Fiscal General, había dirigido personalmente el asesinato de Fidel Castro”. La sangre había corrido antes. Lo que hicieron las demás administraciones, salvo excepciones, fue seguir la misma política.En un memorando fechado el 11 de diciembre de 1959, el jefe de la División del Hemisferio Occidental de la CIA J. C. King dice textualmente: “Analizar minuciosamente la posibilidad de eliminar a Fidel Castro [...] Muchas personas bien informadas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del gobierno...”Como fue reconocido por la CIA y el Comité Senatorial Church en 1975, los planes de asesinato surgieron en 1960, cuando el propósito de destruir la Revolución cubana quedó plasmado en el programa presidencial de marzo de ese año. El memorando elaborado por J. C. King fue elevado al Director General de la Agencia, Allen Dulles, con una nota que solicitaba expresamente la aprobación de esas y otras medidas. Todas fueron aceptadas y vistas con agrado, y de modo especial la de asesinato, como se refleja en la siguiente anotación al documento, firmada por Allen Dulles y fechada un día después, el 12 de diciembre: “Se aprueba la recomendación contenida en el párrafo 3.”En un proyecto de libro con análisis detallado de los documentos desclasificados, elaborado por Pedro Álvarez-Tabío, Director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, se informa que “hasta 1993 los órganos de la Seguridad del Estado cubano habían descubierto y neutralizado un total de 627 conspiraciones contra la vida del Comandante en Jefe Fidel Castro. Esta cifra incluye tanto los planes que llegaron a alguna fase de ejecución concreta como aquellos que fueron neutralizados en una etapa primaria, así como otros intentos que por distintas vías y razones han sido revelados públicamente en los propios Estados Unidos. No incluye una cantidad de casos que no pudieron ser verificados por disponerse solamente de información testimonial de algunos participantes, ni por supuesto, los planes posteriores a 1993.”Anteriormente se pudo conocer, por el informe del coronel Jack Hawkins, jefe paramilitar de la CIA durante los preparativos de la invasión por Bahía de Cochinos, que “el Estado Mayor paramilitar estudió la posibilidad de organizar una fuerza de asalto de mayor envergadura que la pequeña fuerza de contingencia planificada anteriormente”.“Se pensó que esta fuerza desembarcaría en Cuba luego de desarrollarse una efectiva actividad de resistencia, incluidas fuerzas de guerrillas activas. Cabe señalar que durante este período las fuerzas guerrilleras operaban exitosamente en el Escambray. Se concibió que el desembarco de la fuerza de asalto, tras lograrse una actividad de resistencia generalizada, precipitaría un levantamiento general y proliferarían las deserciones entre las fuerzas armadas de Castro lo que podría contribuir considerablemente a su derrocamiento.“El concepto para el empleo de la fuerza en un asalto anfibio/aerotransportado se analizó en reuniones del Grupo Especial durante los meses de noviembre y diciembre de 1960. Si bien el grupo no adoptó una decisión definitiva sobre el empleo de dicha fuerza tampoco se opuso a que continuara desarrollándose para su posible uso. El presidente Eisenhower fue informado sobre esta idea a finales de noviembre de ese año por representantes de la CIA. El Presidente manifestó su deseo de que se continuaran enérgicamente todas las actividades que ya estaban desarrollando los departamentos pertinentes.”¿Qué informó Hawkins sobre “los resultados del programa de operaciones encubiertas contra Cuba desde septiembre de 1960 hasta abril de 1961”?Nada menos que lo siguiente:“a. Introducción de los Agentes Paramilitares. Setenta agentes paramilitares entrenados, incluidos diecinueve operadores de radio, fueron introducidos en el país objetivo. Diecisiete radio operadores lograron establecer circuitos de comunicación con las oficinas centrales de la CIA, aunque algunos fueron capturados más tarde o perdieron sus equipos.“b. Operaciones de Abastecimiento Aéreo. Estas operaciones no tuvieron éxito. De las 27 misiones que se intentaron sólo cuatro lograron los resultados deseados. Los pilotos cubanos demostraron pronto que no tenían las capacidades requeridas para este tipo de operación. El Grupo Especial negó la autorización para contratar pilotos estadounidenses para estas misiones, aunque se autorizó la contratación de pilotos para un uso eventual.“c. Operaciones de Abastecimiento Marítimo. Estas operaciones lograron un éxito considerable. Las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares, e infiltraron y exfiltraron a un gran número de efectivos. Algunas de las armas entregadas se utilizaron para apertrechar parcialmente a 400 guerrilleros que operaron durante un tiempo considerable en el Escambray, provincia de Las Villas. La mayoría de los sabotajes perpetrados en La Habana y otros lugares se realizaron con materiales suministrados de esta manera.“d. Desarrollo de la Actividad Guerrillera. Los agentes infiltrados en Cuba lograron desarrollar una amplia organización clandestina que se extendía desde La Habana hasta el resto de las provincias. Sin embargo, sólo en el Escambray hubo una actividad guerrillera verdaderamente efectiva, donde se estima que entre 600 y 1 000 efectivos guerrilleros mal equipados, organizados en bandas de 50 a 200 hombres, operaron exitosamente durante más de seis meses. Un coordinador para la acción en el Escambray entrenado por la CIA entró a Cuba clandestinamente y logró llegar a la zona en que se encontraba la guerrilla, pero enseguida fue capturado y ejecutado rápidamente. Otras pequeñas unidades guerrilleras operaban en ocasiones en las provincias de Pinar del Río y Oriente, pero no lograron resultados significativos. Los agentes reportaron que había gran cantidad de hombres desarmados en todas las provincias dispuestos a participar en la actividad guerrillera si contaban con armas.”“e. Sabotaje.(1) Durante el período de octubre de 1960 al 15 de abril de 1961 la actividad de sabotaje se comportó de la siguiente manera:“(a). Se destruyeron aproximadamente 300 000 toneladas de caña de azúcar en 800 incendios.“(b). Se provocaron aproximadamente 150 incendios más, entre otros, contra 42 casas de tabaco, dos plantas de papel, una refinería de azúcar, dos lecherías, cuatro almacenes y 21 casas de comunistas.“(c). Se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra oficinas del Partido Comunista, la planta eléctrica de La Habana, dos almacenes, la terminal de ferrocarriles, la terminal de ómnibus, albergues de las milicias y líneas de ferrocarriles, entre otros.“(d). Se colocaron unos 200 petardos en la provincia de La Habana.“(e). Se descarrilaron seis trenes, se destruyeron una estación y los cables de microonda y numerosos transformadores de electricidad.“(f). Un comando lanzó un ataque sorpresivo desde el mar contra Santiago, que dejó fuera de servicio la refinería alrededor de una semana.”Hasta aquí lo que se conoce gracias a la información de Hawkins. Cualquiera puede comprender que doscientas bombas en la provincia principal de un país subdesarrollado que vivía del monocultivo de la caña, trabajo semiesclavo, y de la cuota azucarera, ganada durante casi dos siglos como abastecedor seguro, y cuyas tierras y fábricas de azúcar de mayor capacidad de producción eran propiedad de grandes empresas norteamericanas, constituía un acto brutal de tiranía contra el pueblo cubano. Súmese a esto las demás acciones realizadas.No digo más. Por hoy basta.Fidel Castro Ruz
Los fundamentos de la máquina de matar
En fecha tan temprana como el mes de abril de 1959 visité Estados Unidos invitado por el Club de Prensa de Washington. Nixon se dignó recibirme en su oficina particular. Después afirma que yo era un ignorante en materia de economía.Tan consciente estaba yo de esa ignorancia, que matriculé tres carreras universitarias para obtener una beca que me permitiera estudiar Economía en Harvard. Tenía vencidas ya y examinadas todas las asignaturas de la carrera de Derecho, Derecho Diplomático y Ciencias Sociales. Me faltaban sólo dos asignaturas por examinar: Historia de las Doctrinas Sociales e Historia de las Doctrinas Políticas. Las había estudiado cuidadosamente. Ese año ningún otro alumno hizo el esfuerzo. Estaba desbrozado el camino, pero los acontecimientos se precipitaban en Cuba y comprendí que no era el momento de recibir una beca y estudiar Economía.Fui a Harvard de visita a fines de 1948. De regreso a Nueva York, adquirí una edición de El Capital en inglés, para estudiar la obra insigne de Marx y de paso profundizar en el dominio de ese idioma. No era un militante clandestino del Partido Comunista, como Nixon con su mirada pícara y escudriñadora llegó a pensar. Si algo puedo asegurar, y lo descubrí en la Universidad, es que fui primero comunista utópico y después un socialista radical, en virtud de mis propios análisis y estudios, y dispuesto a luchar con estrategia y táctica adecuadas.Mi único reparo al hablar con Nixon era la repugnancia a explicar con franqueza mi pensamiento a un vicepresidente y probable futuro Presidente de Estados Unidos, experto en concepciones económicas y métodos imperiales de gobierno en los que hacía rato yo no creía.¿Cuál fue la esencia de aquella reunión que duró horas, según cuenta el autor del memorando desclasificado que la refiere? Sólo dispongo del recuerdo de lo ocurrido. De ese memorando he seleccionado los párrafos que mejor explican a mi juicio las ideas de Nixon.“Castro estaba particularmente preocupado acerca de si pudiera haber irritado al senador Smathers por los comentarios que hizo respecto a él. Al principio de la conversación le aseguré que ´Meet the Press´ era uno de los programas más difíciles en que un funcionario público podría participar y que él lo había hecho extremadamente bien —en particular teniendo en cuenta el hecho de que tuvo la valentía de hablar en inglés sin utilizar un traductor.”“También era evidente que en lo concerniente a su visita a Estados Unidos, su interés fundamental ´no era lograr un cambio en la cuota azucarera ni obtener un préstamo del gobierno, sino ganar el apoyo de la opinión pública estadounidense para su política.´“Fue su casi subordinación esclava a la opinión mayoritaria prevaleciente —a saber, la voz de la plebe— más que su ingenua actitud hacia el comunismo y su obvia falta de comprensión de los más elementales principios económicos, lo que más me preocupó al evaluar qué clase de líder sería a la larga. Esa es la razón por la que pasé todo el tiempo que pude tratando de insistir en que si bien él tenía el gran don del liderazgo, la responsabilidad del líder era no seguir siempre la opinión pública, sino ayudar a encaminarla por la vía correcta, no dar al pueblo lo que piensa que quiere en un momento de tensión emocional, sino lograr que el pueblo quiera lo que debe tener.”“Cuando me tocó hablar, traté de insistir en el hecho de que aunque nosotros creemos en el gobierno de la mayoría, incluso la mayoría puede ser tiránica y que hay ciertos derechos individuales que la mayoría nunca debería tener el poder de destruir.“Francamente no creo haber causado mucho efecto en él, pero sí me escuchó y parecía receptivo. Traté de presentarle la idea básicamente en términos de cómo su lugar en la historia estaría determinado por la valentía y la habilidad de estadista que demostrara en estos momentos. Insistí en que lo más fácil sería seguir a la plebe, pero que hacer lo correcto a la larga sería mejor para el pueblo y, por supuesto, mejor para él también. Como ya dije, fue increíblemente ingenuo con respecto a la amenaza comunista y parecía no tener ningún temor de que a la larga los comunistas pudieran llegar al poder en Cuba.”“En nuestras conversaciones sobre el comunismo, nuevamente traté de presentarle los argumentos a la luz de su interés propio y señalar que la revolución que él había dirigido, podría volverse en su contra y contra el pueblo cubano a menos que mantuviera el control de la situación y se asegurara de que los comunistas no alcanzaran las posiciones de poder e influencia. En ese sentido, no creo haber logrado mucho.”“Insistí lo más posible en la necesidad de que delegara responsabilidades, pero una vez más no creo que me haya hecho entender.“Era evidente que mientras hablaba de cuestiones como la libertad de palabra, de prensa y religión, su preocupación fundamental era desarrollar programas para el progreso económico. Repitió una y otra vez que un hombre que trabajaba en los cañaverales durante tres meses al año y pasaba hambre el resto del año, quería un trabajo, algo que comer, una casa y alguna ropa.”“Indicó que era una gran tontería que Estados Unidos entregase armas a Cuba o a cualquier otro país del Caribe. Agregó: ´todo el mundo sabe que nuestros países no van a poder participar en la defensa de este hemisferio en caso de que estalle una guerra mundial. Las armas que obtienen los gobiernos en este hemisferio sólo se utilizan para reprimir al pueblo, tal y como hizo Batista para tratar de acabar con la revolución. Sería mucho mejor que el dinero que ustedes entregan a los países de América Latina para armas se destinase a inversiones de capital.´ Debo reconocer que en esencia apenas encontré en sus argumentos motivos para discrepar.“Sostuvimos una larga conversación sobre las vías que Cuba podría utilizar para obtener el capital de inversión necesario para su desarrollo económico. Insistió en que básicamente lo que Cuba necesitaba y él quería no era capital privado, sino capital del gobierno.”Yo me refería a capital del gobierno de Cuba.El propio Nixon reconoce que nunca solicité recursos al gobierno de Estados Unidos. Él se confunde un poco y afirma:“...que el capital del gobierno estaba limitado debido a las muchas demandas y a los problemas presupuestarios que estábamos confrontando.”Es evidente que se lo expliqué porque de inmediato señala en su memorando:“...que todos los países de América y del mundo pugnaban por obtener capital y que el dinero no iría a parar a un país sobre el que hubiera considerables temores de que se adoptaran políticas que discriminarían a las empresas privadas.”“De nuevo, en este punto, tampoco creo haber logrado gran cosa.“Con mucho tacto traté de insinuarle a Castro que Muñoz Marín había hecho un magnífico trabajo en Puerto Rico en lo que respecta a atraer capital privado y en general a elevar el nivel de vida de su pueblo, y que Castro muy bien podría enviar a Puerto Rico a uno de sus principales asesores económicos para que conversara con Muñoz Marín. Esta sugerencia no lo entusiasmó mucho y señaló que el pueblo cubano era ´muy nacionalista´ y sospecharía de cualquier programa iniciado en un país considerado como una ´colonia´ de los Estados Unidos.”“Me inclino a pensar que la verdadera razón de su actitud es simplemente que no estaba de acuerdo con la firme posición de Muñoz como defensor de la empresa privada y no quería consejos que pudieran desviarlo de su objetivo de encaminar a Cuba hacia una economía más socialista.”“En los Estados Unidos no debería hablarse tanto sobre sus temores de lo que podrían hacer los comunistas en Cuba o en algún otro país de América Latina, Asia o África.”“También traté de situar en contexto nuestra actitud hacia el comunismo al señalar que el comunismo era algo más que simplemente un concepto y que sus agentes eran peligrosamente eficaces para tomar el poder y establecer dictaduras.”“Cabe destacar que no hizo ninguna pregunta sobre la cuota azucarera y ni siquiera mencionó específicamente la ayuda económica.”“Mi valoración de él como hombre es de cierta forma ambivalente. De lo que sí podemos estar seguros es de que posee esas cualidades indefinibles que lo hacen ser líder de los hombres. Independientemente de lo que pensemos sobre él, será un gran factor en el desarrollo de Cuba y muy posiblemente en los asuntos de América Latina en general. Parece ser sincero, pero o bien es increíblemente ingenuo acerca del comunismo o está bajo la tutela comunista.”“Pero como tiene el poder de liderazgo al que me he referido, lo único que pudiéramos hacer es al menos tratar de orientarlo hacia el rumbo correcto.”Así finaliza su memorando confidencial a la Casa Blanca.Cuando Nixon comenzaba a hablar, no había quién lo parara. Tenía el hábito de sermonear a los mandatarios latinoamericanos. No llevaba apuntes de lo que pensaba decir, ni tomaba nota de lo que decía. Respondía preguntas que no se le hacían. Incluía temas a partir solo de las opiniones previas que tenía sobre el interlocutor. Ni un alumno de enseñanza primaria espera recibir tantas clases juntas sobre democracia, anticomunismo y demás materias en el arte de gobernar. Era fanático del capitalismo desarrollado y su dominio del mundo por derecho natural. Idealizaba el sistema. No concebía otra cosa, ni existía la más mínima posibilidad de comunicarse con él.La matanza comenzó con la administración de Eisenhower y Nixon. No hay forma de explicar por qué Kissinger exclamó textualmente que “correría la sangre si se supiera por ejemplo que Robert Kennedy, Fiscal General, había dirigido personalmente el asesinato de Fidel Castro”. La sangre había corrido antes. Lo que hicieron las demás administraciones, salvo excepciones, fue seguir la misma política.En un memorando fechado el 11 de diciembre de 1959, el jefe de la División del Hemisferio Occidental de la CIA J. C. King dice textualmente: “Analizar minuciosamente la posibilidad de eliminar a Fidel Castro [...] Muchas personas bien informadas consideran que la desaparición de Fidel aceleraría grandemente la caída del gobierno...”Como fue reconocido por la CIA y el Comité Senatorial Church en 1975, los planes de asesinato surgieron en 1960, cuando el propósito de destruir la Revolución cubana quedó plasmado en el programa presidencial de marzo de ese año. El memorando elaborado por J. C. King fue elevado al Director General de la Agencia, Allen Dulles, con una nota que solicitaba expresamente la aprobación de esas y otras medidas. Todas fueron aceptadas y vistas con agrado, y de modo especial la de asesinato, como se refleja en la siguiente anotación al documento, firmada por Allen Dulles y fechada un día después, el 12 de diciembre: “Se aprueba la recomendación contenida en el párrafo 3.”En un proyecto de libro con análisis detallado de los documentos desclasificados, elaborado por Pedro Álvarez-Tabío, Director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, se informa que “hasta 1993 los órganos de la Seguridad del Estado cubano habían descubierto y neutralizado un total de 627 conspiraciones contra la vida del Comandante en Jefe Fidel Castro. Esta cifra incluye tanto los planes que llegaron a alguna fase de ejecución concreta como aquellos que fueron neutralizados en una etapa primaria, así como otros intentos que por distintas vías y razones han sido revelados públicamente en los propios Estados Unidos. No incluye una cantidad de casos que no pudieron ser verificados por disponerse solamente de información testimonial de algunos participantes, ni por supuesto, los planes posteriores a 1993.”Anteriormente se pudo conocer, por el informe del coronel Jack Hawkins, jefe paramilitar de la CIA durante los preparativos de la invasión por Bahía de Cochinos, que “el Estado Mayor paramilitar estudió la posibilidad de organizar una fuerza de asalto de mayor envergadura que la pequeña fuerza de contingencia planificada anteriormente”.“Se pensó que esta fuerza desembarcaría en Cuba luego de desarrollarse una efectiva actividad de resistencia, incluidas fuerzas de guerrillas activas. Cabe señalar que durante este período las fuerzas guerrilleras operaban exitosamente en el Escambray. Se concibió que el desembarco de la fuerza de asalto, tras lograrse una actividad de resistencia generalizada, precipitaría un levantamiento general y proliferarían las deserciones entre las fuerzas armadas de Castro lo que podría contribuir considerablemente a su derrocamiento.“El concepto para el empleo de la fuerza en un asalto anfibio/aerotransportado se analizó en reuniones del Grupo Especial durante los meses de noviembre y diciembre de 1960. Si bien el grupo no adoptó una decisión definitiva sobre el empleo de dicha fuerza tampoco se opuso a que continuara desarrollándose para su posible uso. El presidente Eisenhower fue informado sobre esta idea a finales de noviembre de ese año por representantes de la CIA. El Presidente manifestó su deseo de que se continuaran enérgicamente todas las actividades que ya estaban desarrollando los departamentos pertinentes.”¿Qué informó Hawkins sobre “los resultados del programa de operaciones encubiertas contra Cuba desde septiembre de 1960 hasta abril de 1961”?Nada menos que lo siguiente:“a. Introducción de los Agentes Paramilitares. Setenta agentes paramilitares entrenados, incluidos diecinueve operadores de radio, fueron introducidos en el país objetivo. Diecisiete radio operadores lograron establecer circuitos de comunicación con las oficinas centrales de la CIA, aunque algunos fueron capturados más tarde o perdieron sus equipos.“b. Operaciones de Abastecimiento Aéreo. Estas operaciones no tuvieron éxito. De las 27 misiones que se intentaron sólo cuatro lograron los resultados deseados. Los pilotos cubanos demostraron pronto que no tenían las capacidades requeridas para este tipo de operación. El Grupo Especial negó la autorización para contratar pilotos estadounidenses para estas misiones, aunque se autorizó la contratación de pilotos para un uso eventual.“c. Operaciones de Abastecimiento Marítimo. Estas operaciones lograron un éxito considerable. Las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares, e infiltraron y exfiltraron a un gran número de efectivos. Algunas de las armas entregadas se utilizaron para apertrechar parcialmente a 400 guerrilleros que operaron durante un tiempo considerable en el Escambray, provincia de Las Villas. La mayoría de los sabotajes perpetrados en La Habana y otros lugares se realizaron con materiales suministrados de esta manera.“d. Desarrollo de la Actividad Guerrillera. Los agentes infiltrados en Cuba lograron desarrollar una amplia organización clandestina que se extendía desde La Habana hasta el resto de las provincias. Sin embargo, sólo en el Escambray hubo una actividad guerrillera verdaderamente efectiva, donde se estima que entre 600 y 1 000 efectivos guerrilleros mal equipados, organizados en bandas de 50 a 200 hombres, operaron exitosamente durante más de seis meses. Un coordinador para la acción en el Escambray entrenado por la CIA entró a Cuba clandestinamente y logró llegar a la zona en que se encontraba la guerrilla, pero enseguida fue capturado y ejecutado rápidamente. Otras pequeñas unidades guerrilleras operaban en ocasiones en las provincias de Pinar del Río y Oriente, pero no lograron resultados significativos. Los agentes reportaron que había gran cantidad de hombres desarmados en todas las provincias dispuestos a participar en la actividad guerrillera si contaban con armas.”“e. Sabotaje.(1) Durante el período de octubre de 1960 al 15 de abril de 1961 la actividad de sabotaje se comportó de la siguiente manera:“(a). Se destruyeron aproximadamente 300 000 toneladas de caña de azúcar en 800 incendios.“(b). Se provocaron aproximadamente 150 incendios más, entre otros, contra 42 casas de tabaco, dos plantas de papel, una refinería de azúcar, dos lecherías, cuatro almacenes y 21 casas de comunistas.“(c). Se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra oficinas del Partido Comunista, la planta eléctrica de La Habana, dos almacenes, la terminal de ferrocarriles, la terminal de ómnibus, albergues de las milicias y líneas de ferrocarriles, entre otros.“(d). Se colocaron unos 200 petardos en la provincia de La Habana.“(e). Se descarrilaron seis trenes, se destruyeron una estación y los cables de microonda y numerosos transformadores de electricidad.“(f). Un comando lanzó un ataque sorpresivo desde el mar contra Santiago, que dejó fuera de servicio la refinería alrededor de una semana.”Hasta aquí lo que se conoce gracias a la información de Hawkins. Cualquiera puede comprender que doscientas bombas en la provincia principal de un país subdesarrollado que vivía del monocultivo de la caña, trabajo semiesclavo, y de la cuota azucarera, ganada durante casi dos siglos como abastecedor seguro, y cuyas tierras y fábricas de azúcar de mayor capacidad de producción eran propiedad de grandes empresas norteamericanas, constituía un acto brutal de tiranía contra el pueblo cubano. Súmese a esto las demás acciones realizadas.No digo más. Por hoy basta.Fidel Castro Ruz
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